jueves, 22 de diciembre de 2016

Navidad

Navidad, para unos, tiempo de reflexión, de alegría dicen, de celebración. Nació en un portal un bebé que había de salvar el mundo. Nació desnudo como todos los recién nacidos. Sabemos poco de su infancia, a parte del bien escenificado pesebre. Algunos, pocos escritos, dicen que tuvo hermanos. En alguna pintura mural, se le ve cogido de la mano de la madre mientras el padre cogía a otro niño. Era el pequeño? Era el mayor? Con quien va jugó, corrió, nadó en el rio si aprendió a nadar, no se sabe nada. Y cómo se hizo predicador y líder de masas, tampoco. Eran dotes divinas os diréis, no fue a la universidad ni contrató un coach porque era innato en él. Había de ser un buen vendedor, quizás el mejor que nunca jamás haya habido, que de él y del que vendía aún se hable ahora. Vendía esperanza, animando a la gente a soportar los males que padecían, prometiendo otra vida mejor. Consuelo de los más débiles, de los enfermos, de los más pobres, de los que huyen del hambre y la guerra habiendo perdido familiares, amigos y su hogar, de los ancianos, dependientes, de los que tienen buena voluntad  y querrían un mundo mejor. Para otros, la Navidad son días de reuniones, algunas familiares, otras de compañeros de trabajo y de amistades, de preparar unas excelentes comidas, de hacer muchos brindis, de estrenar vestido, de hacer cagar el tió a los más pequeños, de decorar el hogar, son días para ir a conciertos, para ver un buen espectáculo musical. Que el tiempo dedicado a las fiestas de Navidad las viváis en paz, serenidad, alegría y mucho amor.

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