viernes, 10 de mayo de 2019

Carrières de Lumières


Poco imaginaba que, después de ver  la exposición interactiva de Van Gogh en en el Port Vell de Barcelona, ​​sin cuadros colgados en las paredes, proyecciones en 3D, espacios recreados con algunas obras donde puedes pasear e interactuar, descubriendo su vida por el contenido del montón de cartas que se enviaron con su hermano Theo, donde describió cómo se sentía, se inspiraba según donde vivía, con quien compartía el estudio, cómo sufría, se enferma y pintaba compulsivamente cuando más enfermo estaba, aquella experiencia fuera superable. Pues bien, nada me podía sorprender más el pasado sábado, que la experiencia  sensorial más intensa posible de La Noche Estrellada de Van Gogh, cuando las paredes de las Canteras en Baux de Provence, Carrieres de Lumières, proyectaban una espectacular puesta en escena de visiones y perspectivas insólitas, haciendo al espectador un actor inmerso del arte, caminando por un espacio inaudito, acompañado por la música a su paso. Un verdadero reto artístico y técnico a la vez. Dicen que han querido expresar el alma del pintor, mostrando su energía creativa, transmitiendo lo que él hubiera querido dejar a la humanidad. 
 Una apertura de campos de trigo soleados, seguida por tonos oscuros y sombreados de la pintura de la Europa protestante del norte, pasa por Paris y se dirige al sur de France donde Van Gogh descubrió una nueva paleta de colores y luz y donde su obra gana intensidad. Un homenaje de la tierra donde tanto se inspiró el genio ignorado en vida, que murió a los 37 años.

Artículo publicado por el semanario El 3 de vuit.


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