En
el Pallars, hay una residencia pública de gente mayor que atiende a 28 padrinos,
como les llaman ellos, con una plantilla de 4 cuidadoras a dos turnos de 8 horas
seguidas, más una ayudante, cuatro horas al día, dos a la mañana y dos a la
tarde. Salta a la vista las carencias de las que adolecen. Los abuelos que van
para recuperarse de alguna operación o alguna caída, pueden necesitar ayuda a la
hora de comer, lavarse o moverse a brazos, con grúa o silla de ruedas. Otros con
pérdidas cognitivas, de memoria, orientación, comprensión que, a pesar de tener
movilidad y fuerza, les falta la iniciativa y no recuerdan cómo hacer las cosas
de forma adecuada. Los hay con problemas de visión que necesitan una asistencia
especial. Lavarlos, vestirlos, levantarlos, darles su medicación y alimentarles
son algunas de les tareas de las cuidadoras, añadiéndose a menudo la de lavar
la ropa per falta de recursos. Son mujeres cualificadas que sufren de estrés
justificado las más responsables y con frecuencia de lesiones físicas por tener
que hacer esfuerzos insospechados. Según la CEOE el 2016 seremos el segundo país
del mundo más envejecido por detrás de Japón, tres pensionistas por cada cuatro
ocupados. Además, el Constitucional ratifica los recortes de las ayudas a la
dependencia retrasando las de los dependientes moderados, incorporando nuevos
copagos y estableciendo incompatibilidades en el cobro de ayudas. Podremos
cuidarnos en la vejez?
Articulo traducido del publicado en el semanario "El 3 de Vuit"
Maria Torra,
economista, mediadora de seguros
No hay comentarios:
Publicar un comentario