La crisis económica financiera y la política
social tienen mucho que ver con la falta de ética en nuestro país, decía Antoni
Argandoña, catedrático de fundamentos del análisis económico en una conferencia
en la Universidad Abad Oliva hace pocos meses. La crisis ética tiene 3 niveles:
Micro, por las actitudes, las conductas personales y profesionales. Estamos en
el que no roba es tonto. Meco, el que la sociedad no haya hecho lo que tenía
que hacer. Gobernar ni gestionar bien las organizaciones y Macro, el mal
ejemplo de la política y regulación de la información financiera institucional,
cargándose los valores sociales. Volvemos a lo mismo de siempre, pagan justos
por pegadores. El pasado 1 de julio venció el plazo, para que organizaciones, públicas
y privadas aprobaran un plan de prevención de delitos, pues podrán ser demandadas
si no gestionan debidamente sus recursos y evitan delitos indeseables para la
sociedad. Controles i más controles, difíciles de realizar en la mayoría de las
empresas de nuestro país. El ministro de justicia Rafael Català piensa que la
reforma penal propiciará una nueva cultura empresarial. Ya nos gusta que los responsables
de las organizaciones no puedan encogerse de hombros y digan “a mí qué me cuentan”,
pero parece mentira que, para reimplantar la ética entre humanos, hayan de
aprobar leyes que culpabilicen penalmente a personas jurídicas. Ahora ya no es
importante la acción sino la omisión de su control. Nos preguntaremos qué es la
ética, decía Argandoña. Un conjunto de reglas de uso de la persona. La persona toda
su vida cambia porque aprende. Lo importante no es la ética, no es el resultado
que se extrae, sino la capacidad de la persona a ser mejor. Cada vez que hacemos
alguna cosa mejoramos un poco o empeoramos un poco, ganando o perdiendo calidad
humana. La ética está presente en todas las acciones. La ética no existe
separada de la acción. No es un conjunto de reglas abstractas. Persigue la excelencia.
No se consigue en una sola vez. No son suficientes las buenas intenciones. Hace
falta hacerse las preguntas correctas. Qué es mejor en cada caso. La retención
de la intención. Para qué hago las cosas cómo las hago. Buscar alternativas. Poner
los medios para que aquello que nos ha salido mal no vuelva a suceder. Diría yo,
no es lo mismo hacerlo mal que equivocarse. La ética conlleva: Cumplir normas, hacer
el bien, para ti mismo y para los demás y desarrollar virtudes. Tener sensibilidad
ética, es detectar los problemas, buscar soluciones, valorarlas, decidir bien y
querer llevar a la práctica la decisión tomada. Aquello que, no es lo que me hace
ganar más dinero, me da pereza y me da trabajo pero, es lo que debo hacer. Y en
el sector asegurador, dónde está la ética? dónde está la credibilidad de la
función de los actuarios con la guerra de precios de las compañías de seguros? Ley
de seguros y de la mediación que solo protege al cliente que se ha convertido
en el déspota de la película. Reducción de primas exigidas a igualdad de
coberturas, aprovechando la competencia de bancos que coaccionan la venta de
productos financieros a la contratación de pólizas de seguro. Compañías que,
por no perder al cliente, no apoyan al mediador que se lo ha ofrecido en
bandeja, admitiendo la contratación directa y dejando sin derechos a quien, año
tras año, le ha realizado el trabajo con total diligencia… Una ruina para
muchos diría yo. Compañías que son absorbidas por otras de mayor tamaño por
falta de estabilidad, queriendo comerse el mercado de los demás rebajan primas
a porcentajes inconfesables haciendo trizas la credibilidad del sector. Corredurías
que, viendo disminuir sus ingresos a pasos agigantados, porque además del buen
servicio que se espera de ellas, renovación tras renovación han de dedicar más
esfuerzos en mantener a un cliente, buscándole alternativas más baratas en
lugar de aconsejarle nuevas coberturas a los riesgos que aparecen y a los que
deberían dar solución. A pesar de no ser fácil, ser ético es la única
vía para llegar a la excelencia y no ser mediocres. Hemos de corregir esta
forma de ser, predominante hasta ahora, porque sin ética estamos siendo arrastrados
en una espiral sin retorno.
Maria Torra Badia, economista, mediadora de
seguros, linkedin/es/mariatorra.es, www.dracma
Artículo publicado en Mediario Año XV 177 octubre 2015
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